domingo, 31 de marzo de 2013

El terrible cambio

La ciudad enloqueció. Gente de aquí para allá, corriendo, gritando, chocando, llorando. El nivel de locura de los transeúntes aumentaba por momentos. Ventanales de escaparates de tiendas destruidos, sirenas de policía y humo de distintas tonalidades se repartían por las calles, presentando un aspecto de apocalipsis próximo.

BONG. BONG. BONG. La campana de la ciudad resonó con fuerza y todo el bullicio paro de inmediato. Resultaba que el cambio de hora no era tan trágico como habría cabido esperar.

1 comentario: