sábado, 23 de febrero de 2013

Caperucita tiene problemas

El otro día en clase nos pidieron que escribiéramos un cuento en 15 minutos sobre cualquier temática. Como al final de la clase no se nos pidió entregarlo ni nada similar, pensé que sería un desperdicio que la historia se quedara perdida en un papel de mi mochila, así que aquí os la dejo.

La consulta era una habitación muy simple: paredes blancas cubiertas de librerías que contenían toda clase de manuales pesados, que se habían desarrollado a lo largo de los siglos por todo el mundo. Más allá de ello había un antiguo escritorio, recubierto de papeles y carpetas que parecían haber sido usadas repetidas veces. Por último, había un mullido sofá de color marrón, con un par de cojines en cada uno de los extremos.

Se oyeron dos golpes en la puerta, de alguien que trataba de conseguir permiso. "Pase, pase", rezó la voz cansada del hombre que se encontraba tras el escritorio.

Una muchacha de unos dieciséis años, ataviada de un llamativo abrigo rojo entró acompañada de un lobo con traje de gala. El lobo andaba y se comportaba como cualquier otro ser humano, pero su aspecto no se correspondía para nada con ello.

- Buenos días -saludó el hombre del escritorio- ¿Puedo ayudarles en algo?
- La misma historia de todos los años... -resopló la joven, poniendo los ojos en blanco- ¡Todos los años la misma historia!
- Pero Caperu... -el lobo habló en un tono grave, mientras miraba de soslayo a la chica- Sabes que es un acto inconsciente, no puedo evitarlo.
- No es normal, Lupo, no es normal... -mientras negaba con la cabeza, Caperu dirigió su mirada al hombre del escritorio- ¡Aparece de repente en mi casa y se mete en la cama de mi abuela! La pobre mujer se lleva unos sustos.
- Lo siento... -Lupo parecía completamente derrotado.
- Y no sólo eso: ¡se hace pasar por ella! -Caperu movía mucho las manos, parecía realmente indignada.
- Hm, entiendo... -dijo el hombre del escritorio- Pero esto no es una consulta psicológica, estamos en una aseguradora.
- ¿Qué? -preguntó confundida Caperu- Pues en ese caso nos vamos...

Caperu y Lupo se miraron y levantaron. Anduvieron unos pasos y salieron de la habitación.

Tras transcribirlo me he dado cuenta de que efectivamente al texto le falta un repaso para redactar y darle mejor coherencia, pero bueno, he decidido dejarlo tal y como lo escribí en ese intervalo rápido de quince minutos.

1 comentario:

  1. Pues no estoy nada contento con la labor del hombre tras el escritorio, muy bien que sean una aseguradora, pero el trato humano hacia posibles clientes (aunque uno de ellos fuese un lobo) no debería de ser así, tan tajante en la decisión de no atenderles, muy indignado

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