jueves, 7 de noviembre de 2013

La lluvia no mola

Lluvia. Acción de llover, según la Real Academia Española. Esto no nos dice mucho, pero es la RAE así que habrá que creerla.

Hay gente que dice que le gusta la lluvia. Sí, sí, de verdad. Imagínate: estás en tu casa con tus invitados y oyes llover en la calle. Muchos mirarán disgustados pensando por la ventana, pensando que cuando tengan que volver a su casa tendrán que abrir el paraguas, ponerse la ridícula capucha que incluía su abrigo o sencillamente, "disfrutar" del goteo del cielo en su cabeza porque no lleva impermeable alguno.

Existe de todas formas esa gente que atribuye aspectos positivos a la lluvia, tales como "qué bonita está la ciudad cuando llueve". La ciudad no está bonita, está vacía. Porque nadie quiere mojarse. Un edificio no es más bonito porque tenga agua. Una acera, el asfalto tampoco. Es sólo agua. Si me dices que es agua de colores hasta lo podría entender. Pero el agua es transparente. Sólo le da a las cosas un aspecto resbaladizo, lo cual no es algo positivo bajo mi punto de vista.

Durante años he pensado que debería haber unas horas establecidas de lluvia. No podemos eliminarla del mundo porque es necesaria para las plantas y todas esas cosas, pero no sé, podríamos temporizarla o algo. Que llueva cuando todo el mundo está durmiendo. Y una hora antes de despertarnos, que pasen un secador o algo. Todos salimos ganando: las plantas tienen su botellón de agua y nosotros no tenemos que mojarnos. Todos felices.

El problema podría ser el trámite legal. Para empezar, ¿quién lleva estos temas? Desde el gobierno seguro que no, porque entonces las lluvias serían aún peores de lo que ya son. Dios es algo así como inalcanzable: sabemos que es un señor muy alto que debe de tener barba, pero a saber dónde vive. No se puede llegar en coche. Ni en patines. Una pena.

Y no sé, ¿cuál sería el método más efectivo? ¿Un mail en cadena? ¿Una petición en Change.org? ¿Una acampada #lluviaprogramadaYA?

Sea como sea, la lluvia no mola. He dicho.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Ace Attorney

Si uno oye en su día a día las palabras "derecho", "juicio" o "abogados" automáticamente lo relaciona con algo aburrido, algo muy burocrático de lo que muy excepcionalmente se podría extraer algo divertido, ameno, entretenido. Sin embargo, puede que haya una excepción de la que me apetece hablar a continuación: la saga de videojuegos Ace Attorney.



La forma más reducida de describir los juegos de esta serie sería "eres un abogado y tu trabajo durante el juego consiste en conseguir un veredicto de "no culpable" para tu cliente". A primeras oídas, esto puede parecer algo totalmente lejano a la idea que uno tiene de un videojuego, ya que no suena en absoluto a una actividad que te ayude a desconectar, y aún menos a pasártelo bien.

Pero el género de las novelas gráficas para consolas cada vez se expande más y más, y con unos resultados asombrosamente buenos (al menos en Nintendo DS/3DS, plataformas en las que he tratado más el género). Y Ace Attorney es un gran ejemplo de cómo una actividad tan poco llamativa (en cuanto a diversión) como la abogacía puede llegar a convertirse en uno de los videojuegos más adictivos y divertidos de los que he jugado en mi vida. Así que entremos brevemente en la lógica de este juego.

El personaje principal de esta serie de juegos es Phoenix Wright, un abogado recién licenciado dispuesto a meterse de lleno en el mundo de los tribunales y conseguir descubrir la verdad a través de los casos a los que irá introduciéndose. El juego siempre se nos dividirá en dos partes según el caso: por una parte tendremos la investigación, en la que nuestro trabajo será recopilar las diferentes pruebas y pistas que encontremos en los distintos emplazamientos relacionados con el crimen de nuestro caso. Una vez recopilada toda esta información, llegaremos a la segunda parte del juego: el juicio. Enfrentándonos al fiscal de turno, deberemos analizar las declaraciones de los diferentes testigos y encontrar las contradicciones que encontremos entre sus palabras y las pruebas que hemos recolectado.

Más allá del interés que puedan suscitar cada uno de los casos que nos presenta el juego, el punto más llamativo del juego es el guión sobre el que se establece el juego. Más allá de optar por una seriedad habitual de un caso jurídico, el guión cuenta con el humor y el absurdo como principales características. Las situaciones extravagantes, los giros de guión, las meteduras de pata están a la orden del día en Ace Attorney. El diseño también ayuda a fortalecer este aspecto de "no-normalidad": los personajes esbozados al estilo manga en 2D (3D en la quinta entrega) cuentan con las vestimentas y rasgos más atípicos que uno pueda encontrar.

La saga Ace Attorney suele tener una buena acogida sobre todo aquel que prueba alguno de los juegos: una vez que tratas con la primera entrega, difícil es que no te animes a coger la segunda, la tercera, y las restantes. Sin embargo, al no haber sido una franquicia lo suficientemente promocionada (al menos fuera de Japón, donde la saga es bastante popular), las últimas entregas han sufrido algunos "recortes" como la falta de traducción a todos los idiomas o el lanzamiento digital como único formato, tal y como demostró el último drama innecesario de la última entrega por parte de algunos fans españoles.

En este momento la quinta entrega ya ha sido lanzada con los efectos confirmados de esta entrada recién citada. No había vuelto a jugar a Ace Attorney desde hace un año aproximadamente, ya que me gusta volver a revisar los casos cada cierto tiempo, por lo que el recibimiento de esta quinta entrega fue un verdadero regalo. Afortunadamente, el no tener problemas para entender el inglés me está haciendo disfrutar de esta entrega tanto o más que las precedentes (en su día ya jugué la tercera entrega y el spin-off Investigations en inglés, por lo que tampoco era una novedad), aunque en ciertos medios se esté haciendo eco de algunos errores gramaticales durante algunos textos, los cuales son bastante ligeros como para estropear la experiencia de juego, en una extensión del drama de no haber recibido el juego en la traducción correspondiente.

Por concluir este pequeño artículo, no me queda más que recomendar a todo aquel que cuente con una Nintendo DS (aunque creo que ya están disponibles también en Wii y pronto en iPhone) que intente sumergirse en este pequeño mundo legal que es Ace Attorney. Una buena historia cargada de humor que te hará ver el mundo de la abogacía desde una perspectiva muy diferente a la que creías.

Y un recuerdo para Proyectil, el personaje secundario que todos recordamos aunque sólo apareciese como 3 minutos en uno de los casos.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Beyoncé debería salvar el mundo

Piensa en ello. No pienses en quién es Beyoncé ni en la acción que debería de llevar a cabo. Simplemente repite la frase en tu cabeza, poco a poco, y párate a pensar en el resultado de dicha repetición. ¿Acaso no suena fantástico?

Yo no tengo contacto con Beyoncé, pero no sé, parece una buena muchacha. Compartimos la inicial y el numero de cucharillas de azúcar que echamos en el café por las mañanas. Beyoncé es muy cercana, dicen. Allá donde vayas, Beyoncé está cerca. Quieras o no. Porque es muy cercana, y muy de pueblo. A ver: no me refiero a que sea paleta, sino que es muy tradicional, muy suya. Es Beyoncé, con acento en la é, porque tiene mucho salero.

Salvar el mundo. ¿Lo puede hacer cualquiera? No. ¿Tener una habilidad especial? Tampoco. Sólo tener un nombre con imponencia. Beyoncé lo tiene. Ya te he dicho que tiene acento en la e. ¿Qué más pruebas necesitas?

Esbocemos la imagen en nuestra cabeza. Beyoncé, en una playa de Murcia, está sentadita con su toalla y sombrilla, leyendo las 1001 recetas de cocina que debes conocer, echando alguna miradita que otra a la gente que pasa por delante de ella, preguntándose si serán single ladies o no.

De repente, el Sol amenaza con caerse en la Tierra, como acostumbra a pasar cada 17 de julio en las playas de Murcia. Los murcianos suelen pronunciarse al respecto, pero nadie les hace caso. Con lo simpáticos que son los murcianos. De verdad que yo a veces no entiendo este mundo.

El caso es que el Sol tiene intención de hacer pupa a la Tierra y a los pobres haters de murcianos que habitan en ella. Pero el Sol no ha tenido en cuenta que Beyoncé esta ese día en la playa, que tenía el día libre después de haber ensayado para sus conciertos y haber practicado un poco de spinning. Beyoncé se quita las gafas de sol y mira intrigada al suceso de los acontecimientos.

Beyoncé se calza sus chanclas y se dirige rauda y veloz a las aguas murcianas, recorriéndolas como si de la hija de Dios se tratase (que no lo es pero casi: Beyoncé es mucho más maja que Jesús. Es un hecho). Sobre su calzado verde fosforito, Beyoncé entona uno de sus míticos temas, lo cual le imprime en su cuerpo una fuerza sobrehumana que la impulsa a tomar vuelo y dirigirse hacia el Sol. 

Con un último gorgorito, el Sol vuelve al lugar de donde provino, esperando atentar contra los humanos el próximo año, esperando que ninguna mujer con acentos en la e se interponga en su camino.

Definitivamente, Beyoncé debería salvar el mundo.

¡Te queremos, Beyoncé!

viernes, 1 de noviembre de 2013

Dos meses

Despertar una vez más en tu habitación sin cortinas: sigues sin estar en Madrid. Pero no te importa. Remolonear en la cama sigue siendo una de las actividades más divertidas que harás durante el resto del día, así qué, ¿qué problema hay en hacerlo, estés donde estés?

La diversión no es infinita, así que pasado un rato es hora de levantarse. Te vas a la cocina, a hacerte el café del Euroshopper. Qué malo está, o al menos eso pensabas al principio. Ahora ya te has acostumbrado, tras estar día tras día bebiendo esa mezcla de café molido, agua del grifo y leche (también de la barata).

La mayoría de los días hay que tomárselo con calma: no hay prisa por llegar pronto a ningún sitio. Hay un par de días que, en un intento de productividad, no queda más remedio que asistir a clase. Los primeros días son los mejores, por supuesto. Estar en casa ralentizado toda actividad siguiente, ya sea recoger la habitación, ducharse, visitar al resto de vecinos de tu casa o incluso estudiar. De los días productivos mejor no hablamos: si resultan difíciles para el narrador, no me quiero ni imaginar lo que puede suponer para el lector.

Comer. ¿Cuándo? A las 12:30 está comiendo todo el mundo por la calle, sin sentarse en ningún sitio y caminando de un sitio para otro, sin más. A veces tienes hambre, porque piensas que te has adaptado al horario del país y lo utilizas como excusa para comer algo. Pero otras veces no. O comes igualmente y luego vuelves a tener una segunda comida. Todo depende de cada uno.

Después de la primera, segunda (y en ocasiones excepcionales, tercera) comida habrá que descansar algo, digo yo. Hacer la misma actividad que por la mañana también es algo adaptable a esta situación. Pero siempre se puede hacer algo que te motive, incluso, a salir de tu casa. Ya sea visitar la ciudad, dar un paseo, ir a comprar porque las-tiendas-cierran-a-las-seis-estos-belgas-no-tienen-vida-o-qué, ir a tomar algo (cerveza o chocolate, no nos engañemos)... El caso es disfrutar de la tarde. En algún momento es plausible la posibilidad de estudiar, se comenta.

Llega la hora de la cena con el mismo debate filosófico interno que ya ocurrió en tiempos pasados con la comida. ¿A qué hora se cena? Puedes hacerte el especial y cenar a las 18:30, pero entonces has obviado la merienda y no es algo precisamente fácil de hacer. Puedes cenar a las 19:30 o a las 20:00, y estar en un punto intermedio. O puedes ignorar todo y cenar como buen español a las 21:00, 22:00 o en algún momento de la noche. Cenar varias veces también se contempla como posibilidad, una vez más.

Llega la noche y te vas a dormir y hay que hacer algo. No te vas a acostar pronto, por favor. Montar una reunión es una buena posibilidad, ya que inicia el proceso de selección del plan que la sucederá. Se puede poner música, ver vídeos, beber cerveza... un poco de todo. Eso sí, si es jueves, hay que salir al Café d'Anvers, porque es gratis y sí. Siempre se puede ir a otro sitio, pero si el precio no llama la atención o está muy lejos, siempre nos quedará el De Prof, De Pruf, De Prooff, el bar de los del ESN, como quieras llamarlo. Y ya luego, cuando tu cuerpo no te pida más, si eso te vas a dormir. Si eso.

Cuando esta descripción de tu día a día resulta ser una realidad, te das cuenta de lo bien que te lo estás pasando en tu Erasmus. Y lo mejor de todo es que es demasiado bueno para sólo llevar dos meses.